La crucifixión del Señor Jesús fue un acontecimiento horrible. Había sido torturado, escupido y ridiculizado durante la noche y horas anteriores a su penosa caminata hacia el Calvario. Clavos le fueron atravesados por sus manos y pies, la carne abierta y ensangrentada de su espalda fue puesta contra una cruz de madera y la gente se burló de Él y le dijo que bajara de ahí, si era el Hijo de Dios.
Todo esto fue hecho por ti y por mí. La cruz no es un ejemplo de victimización, es la demostración de un amor que nadie en este mundo puede comprender. La cruz no es un ejemplo de debilidad, es el regalo de amor del ser humano mas fuerte, valiente y poderoso que jamás haya caminado por la faz de la tierra. La cruz no es un ejemplo de un mártir muriendo por su causa, es Dios hecho carne, haciéndose a sí mismo un sangriento sacrificio por sus criaturas. Pero la historia no terminó ahí...
Después de que el Señor Jesucristo murió, fue envuelto en lienzos y colocado en un sepulcro. Tres días después, se levantó gloriosamente de entre los muertos, tal como dijo que lo haría. Todos sabían que Él había dicho que resucitaría. Hasta tenían soldados cuidando la tumba para asegurarse que su cuerpo no saliera de ahí. En su locura, no entendieron que ningún hombre puede parar a Dios. Antes de regresar de la gloria de donde vino, Jesús fue visto por más de 500 personas. Ahora esta sentado a la derecha del trono de Dios, donde vive para interceder por sus Hijos.
Todo esto fue hecho por ti y por mí. La cruz no es un ejemplo de victimización, es la demostración de un amor que nadie en este mundo puede comprender. La cruz no es un ejemplo de debilidad, es el regalo de amor del ser humano mas fuerte, valiente y poderoso que jamás haya caminado por la faz de la tierra. La cruz no es un ejemplo de un mártir muriendo por su causa, es Dios hecho carne, haciéndose a sí mismo un sangriento sacrificio por sus criaturas. Pero la historia no terminó ahí...
Después de que el Señor Jesucristo murió, fue envuelto en lienzos y colocado en un sepulcro. Tres días después, se levantó gloriosamente de entre los muertos, tal como dijo que lo haría. Todos sabían que Él había dicho que resucitaría. Hasta tenían soldados cuidando la tumba para asegurarse que su cuerpo no saliera de ahí. En su locura, no entendieron que ningún hombre puede parar a Dios. Antes de regresar de la gloria de donde vino, Jesús fue visto por más de 500 personas. Ahora esta sentado a la derecha del trono de Dios, donde vive para interceder por sus Hijos.